La idea se coció en 'petit commité' entre Hitler y su lugarteniente Herman Göring y del trabajo de elaboración se encargaron los hermanos Heck. ¿La idea? 'Resucitar' a través de cruces genéticos el auténtico toro europeo, el Uro -más grande que el español-, desaparecido a principios del XVII tras siglos de matanzas indiscriminadas. Según recoge el diario suizo 'Tages Anzeiger', ambos biólogos mezclaron numerosas razas bovinas con éxito y el 'nuevo' Uro de laboratorio fue una realidad que se pudo admirar en los zoológicos de Múnich y Berlín.
La raza bautizada como 'Heck' prácticamente desapareció tras la guerra. La mayoría de los ejemplares fueron investigados por los vencedores y sacrificados o simplemente devorados por una población hambrienta. Unos pocos fueron comprados subrepticiamente a los zoológicos, entre ellos un par de animales de la capital bávara que un belga logró llevarse a su país.
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